A veces se me olvida que debo de observar un poco mas detenidamente lo que pasa en todo instante. Percaterme de que en ocasiones, no es suficiente con ver donde mismo, aunque no es facil.
Facilmente me distraigo y le doy demasiada atencion a las cosas mas banales, que a la vez son las mas obvias, y dejo de lado aquellas que causan una felicidad tan pasajera como su aparicion pero tan memorable como tu vida entera.
La lluvia intermitente, la mirada de un extraño, el retumbar de una cancion en la cabeza, la sensacion de una superficie rasposa en cada uno de los dedos de las manos. Así de importantes como el recordar la última vez que besaste los labios de alguien por la primera vez. Que sensaciones.
Hoy recordé todo esto al pasar por el mismo camino de todos los días, por el que comunmente, detengo mis ojos en lo mismo: el espectacular de siempre, los mismos pasos para salir de casa, everything as usual.
Pero nada se acaba, ni nada es infinito, viene y va, percibido o no, enorme o pequeño.
Y nosotros comenzamos un día nuevo, esperando que lo que ayer existía no se haya muerto con el sueño, que el fuego aún queme y que los ojos lloren.
Y olvido de nuevo.
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