Crónica diaria

Por la mañana despierto, y agradezco que no estés. Aunque, creo que de igual forma, sigues aquí.
Abro un ojo y lo primero que veo es un recuerdo de lo que fue, eso que dudo mucho regrese a mi vida.
Al cabo de las 8, pienso que podriamos toparnos en el camino y cordialmente saludar por la ventana; pero ultimamente he perdido un poco esa esperanza; han pasado casi dos años y no ha ocurrido. Pienso que nunca va a suceder.
Y cuando menos lo espero, como a eso del mediodia, llamas y saludas como si el pasado no existiera, como si, de la forma en que yo he perdonado, tu tambien lo has hecho. Pero se que es falso.
Tambien las palabras de la tarde no existen, son una copia de la vez anterior, pero intento creerlas para ver si así se vuelven realidad. Me miento.
Antes de dormir, agradezco que no estés, pero como duele el aceptarlo.